" de Manly Palmer Hall, indica que alguna escuelas manifiestan que el cuerpo humano está dividido en tres partes y en analogía con esto, el universo externo esta compuesto de tres mundos:
es el mundo superior y se dice que está "arriba" (aunque debido a la rotación de la tierra, arriba y abajo son siempre lugares relativos). La mayoría de las religiones enseñan que Dios está sobre nosotros y mora en el cielo desde donde protege al mundo de "abajo", por ello los hombres levantan sus manos en la oración y elevan sus ojos hacia el cielo al implorar o pedir algo.
El templo de la justicia se encuentra en la cima de la montaña (el cráneo con su divino contenido) y es el hogar de los dioses en el hombre. Se le denomina "arriba" porque ocupa el extremo norte de la columna vertebral humana. En ese sentido, se dice que el templo de los dioses que gobiernan la Tierra está en el Polo Norte, debido a que representa el lado positivo de la columna vertebral.
Los hindúes simbolizan la espina dorsal como el tallo del loto sagrado; por lo tanto, el cráneo y su contenido está simbolizado por la flor.
La Trinidad en el hombre mora en las tres grandes cámaras del cuerpo humano, desde las cuales irradian su poder a través de los tres mundos. Estos centros son: el cerebro, el corazón y el sistema de reproducción. Estas son las tres cámaras principales de la pirámide y, también, los lugares en donde se dan las iniciaciones de Aprendiz, Compañero y Maestro masón, todos éstos, grados de la
Azul. En estas tres cámaras moran el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los cuales son simbolizados por la palabra de tres letras: AUM. La trasmutación, regeneración y desarrollo de estos tres grandes centros se produce por la repetición de la Palabra Perdida la cual es el gran secreto de la Orden Masónica. De los nervios espinales vienen impulsos y fuerzas vitales que hacen eso posible. Por lo tanto, al masón se le advierte que debe considerar con todo cuidado su palabra substituta, que significa "la médula de los huesos."
En el cerebelo, o cerebro posterior - el cual tiene a su cargo el sistema motriz del cuerpo humano y es el único cerebro desarrollado en el animal -, se encuentra el desarrollo de un pequeño árbol, el cual, por su forma arborescente, ha sido simbolizado como una rama de acacia y como tal se refiere a una alegoría masónica.
, y tiene mucho que hacer con la leyenda del castigo de Caín, que es, literalmente, el castigo por el desequilibrio. Porque Caín, matando el espíritu de equilibrio, es enviado a vagar por la faz de la tierra. La mitad derecha del cerebro está bajo el control de Mercurio (el planeta de la inteligencia) el cual domina el lado izquierdo del cuerpo y el lado izquierdo del cerebro, bajo el control de Marte (el espíritu de la ira y del impulso) gobierna el lado derecho del cuerpo.
La médula espinal es la serpiente de los antiguos y en algunos lugares de la América Central y Sud América el Dios Salvador es llamado
Quetzalcoatl. Su nombre significa: serpiente emplumada, y éste ha sido siempre su símbolo. Esta es la serpiente bronceada levantada por Moisés en el desierto. Los nueve anillos de la cola de la serpiente son llamados el
número del hombre, y ellos representan las vértebras sacras y coxígeas, en cuyos centros se encuentra el secreto de la evolución humana.
Cada órgano del cuerpo físico esta reproducido en el cerebro, en donde está copiado por la ley de analogía. Hay dos formas humanas embriónicas, una masculina y otra femenina, entrelazadas en el cerebro. Éstas son el
Yin y Yang de la China, los dragones blanco y negro mordiéndose entre si.
Una de estas figuras tiene como órgano de expresión la
glándula pineal, y la otra, el
cuerpo pituitario. Estas glándulas de secreción interna, son de suma importancia en el desarrollo de la conciencia humana. Es conocido que estas glándulas son mayores y más activas en las mentalidades con un alto grado de desarrollo. Estas dos glándulas son llamadas la cabeza y la cola del dragón de la sabiduría. Ellas son los polos de cobre y de zinc de un circuito eléctrico, que tienen al cuerpo entero como una batería.
El cuerpo pituitario (que descansa en la "silla turca" del hueso esfenoide, directamente detrás y un poco debajo del puente de la nariz y conectado con el tercer ventrículo por un fino canal llamado: infundibulum) es el polo femenino, o centro negativo, que tiene a su cargo la expresión de la energía física. Su actividad regula en alto grado el tamaño y peso del cuerpo. Es también un termómetro que revela los desórdenes que hubieren en cualquiera de las cadenas de las glándulas internas. La endocrinología (estudio de las glándulas internas y sus secreciones) esta todavía en un estado embrionario, pero algún día, se revelará como lo más importante de la ciencia médica. En el mundo antiguo se conocía al cuerpo pituitario por los siguientes símbolos: la retorta de los alquimistas; la boca del dragón; la Virgen María; el Santo Grial; el cuarto creciente lunar; el baño purificador; uno de los querubines del Arca; la Isis de Egipto; Radha de la India; y la boca del pez. Puede ser muy bien llamado: la esperanza de gloria del hombre físico.
La
glándula pineal, (semejante a una piña de la cual toma su nombre), de acuerdo a la costumbre egipcia de atarse conos de piñas sobre la cabeza en donde se ataban rollos de papiros en lo alto de la cabeza de los muertos, cuando tienen que hacerse presente ante Osiris (señor del mundo inferior). Había, también, costumbre en ciertas tribus de África de atar pedazos de grasa sobre sus cabezas, y dejarlos que se derritieran al sol y les corriera sobre el cuerpo, como parte de normas religiosas. Los Indios Americanos solían llevar su pluma (símbolo de su Cristo), en el mismo lugar en donde los monjes cristianos afeitan su cabeza. Los hindúes, enseñan que la glándula pineal es el tercer ojo, llamado el ojo de Dangma. Es Llamado por los buddhistas el ojo que todo lo ve, y en la cristiandad se habla de él como del ojo único.
Antiguamente la glándula pineal era un órgano de orientación, por el cual el hombre conocía el mundo espiritual, pero que, con la aparición de los sentidos materiales y los dos ojos objetivos, dejó de usarse, y, durante el tiempo de la raza lemur, se retiró al lugar que, actualmente, ocupa en el cerebro. Se dice que los niños, recapitulando sus períodos previos de evolución, tienen, alrededor de los siete años un uso limitado del tercer ojo, en cuyo tiempo los huesos del cerebro se desarrollan en conjunto. Se supone que la glándula pineal secreta un aceite, el cual es llamado resina, la vida del pino. Esta palabra parece estar relacionada con el origen de los Rosacruces, quienes trabajaban sobre las secreciones de la glándula pineal buscando la apertura del ojo único; porque en la Escritura se dice: "La luz del cuerpo es el ojo; por lo tanto, si tu ojo se hace único, el cuerpo todo será llenado con luz."
La glándula pineal es la cola del dragón y en un extremo tiene una pequeña protuberancia parecida a un dedo. Esta glándula es llamada Joseph (José), porque es el padre del hombre Divino, también llamada la vara de Dios (también llamada la vara de Jesse y el cetro del alto Sacerdote); algunas veces, la lanza sagrada. Es un órgano espiritual, el eslabón de enlace entre lo humano y lo divino. En algunas escuelas de Misterios del occidente y oriente, hacen vibrar este pequeño dedo, produciendo un sonido zumbante sordo, en el cerebro.
En el medio del cerebro y rodeado por las circunvoluciones, está el tercer ventrículo, una cámara abovedada de iniciación. Alrededor de ella se sientan los tres reyes, tres grandes centros de vida y fuerza - el cuerpo pituitario, la glándula pineal y el thalamus óptico. En esta cámara hay, también una pequeña simiente como arenisca, la cual está indudablemente, conectada con el arca del rey que se halla en la Gran Pirámide. Se supone que el tercer ventrículo es el sitial del alma, y se dice que el aura que rodea la cabeza de los santos y sabios, representa el resplandor dorado que irradia este tercer ventrículo.
Entre los ojos y justo arriba de la raíz de la nariz, hay una dilatación en el hueso frontal del cráneo que es llamado el seno frontal. La ligera comba producida por la dilatación de este hueso, es conocida en frenología como el asiento de la individualidad. Es este lugar donde se colocan las joyas en la frente de los Buddhas, y es, también, desde este punto que la serpiente se levanta de la corona de los antiguos egipcios. Varias de las Escuelas de Misterios enseñan que este es el sitial de Jehová en el cuerpo humano. Aunque su función se realiza por medio del sistema generativo, su centro de conciencia, como una parte del espíritu del hombre, esta localizado en un mar de éter azul, en el centro del seno frontal, llamado el velo de Isis.
El monte Palatino de los antiguos, sobre el cual fueron construidos los templos de Júpiter y Juno, tiene, también, su lugar en el cuerpo humano. La estructura del hueso del paladar es una especie de colina, y arriba del mismo, en línea recta, están las dos órbitas de los ojos, las cuales son el Júpiter y Juno del mundo antiguo.
La cruz, desde luego, representa el cuerpo humano. Su parte superior es la cabeza del hombre, irguiéndose sobre la línea horizontal de los dos brazos abiertos. Como ya lo dijéramos, las grandes iglesias y catedrales del mundo han sido construidas en forma de cruz, y contienen (donde estaría la cabeza) el altar con sus velas encendidas que simbolizan los centros espirituales que se hallan en el cerebro, y la costumbre de colocar una ventana sobre el altar, sugiere el delicado lugar que se halla en la parte superior del cráneo. El cráneo - la habitación superior - es el sanctum sanctorum del Templo Masónico, y a él sólo pueden aspirar los puros.
El hueso en forma de ala, que la ciencia médica conoce como esfenoide, es el escarabajo egipcio, llevando en sus garras el cuerpo pituitario y teniendo, también, en lo alto, las centelleantes chispas de la inmortalidad localizada en el seno frontal.
Se nos dice, en las mitologías antiguas, que los dioses bajaban del cielo y andaban entre los hombres, instruyéndoles en las artes y ciencias. De manera similar, los poderes divinos del hombre, descienden del mundo celestial de su cerebro para llevar a cabo la obra de construir y reconstruir las sustancias naturales. Se nos dice que al final de la evolución del cuerpo humano, éste se irá disolviendo lentamente retornando al cerebro (que fue su origen) hasta que no quede nada más que siete centros globulares irradiando siete sentidos de percepción perfectos, que son los espíritus ante el trono y los salvadores que son enviados al mundo para redimirlo por medio de los siete períodos de su desarrollo.
El hombre es una planta invertida; se nutre del sol como la planta lo hace de la tierra. Así como la vida de la planta asciende por su tronco para nutrir sus ramas y hojas, la vida del hombre (arraigada en el cerebro) desciende para producir el mismo resultado. Esta vida descendente se simboliza por el mundo de los salvadores, que bajan al mundo para morir por los hombres. Más tarde, estas vidas retornan al cerebro, en donde ellas glorifican al hombre ante todos los mundos de la creación.
LA TIERRA, se encuentra entre el cielo de arriba y el infierno de "abajo", como línea divisoria entre ambos, (llamada Midgard, o jardín del medio de los escandinavos) . Es la morada de los hombres y otros seres vivientes. Está conectada con el cielo por un arco iris que hace de puente y por el cual los dioses descienden. Sus cráteres volcánicos y fisuras, se dice que sirven de conexión con el infierno, el lugar de la oscuridad y el olvido. La verde campiña, los corrientes ríos, el poderoso océano, existen sólo en el mundo medio, el cual es una especie de campo neutral, en donde las huestes del bien y del mal libran su eterna batalla de Armageddon.
Conectando los dos mundos (arriba y abajo) está la espina dorsal, una cadena de treinta y tres segmentos, que protege en su interior a la médula espinal. Esta escalera de huesos juega un rol muy importante en el simbolismo religioso de los antiguos. A menudo, se la menciona como un camino o escalera en espiral. Algunas veces, se le llama la serpiente, otras, la vara o cetro.
Los hindúes enseñan que hay tres distintos canales o tubos en el sistema espinal. Los llaman Ida, Pingala y Sushumna. Estos canales conectan los centros inferiores generativos del cuerpo con el cerebro. Los griegos los simbolizaban por el caduceo, o báculo alado de Hermes. Éste consistía en un bastón largo (el Sushumna que va al centro), que terminaba en una perilla o bolita (que está en el centro de la médula oblongata). A cada lado de esta perilla, están las alas arqueadas, que se utilizaban para representar los dos lóbulos cerebrales. Arriba de este báculo suben, alternativamente y en forma de espiral, dos serpientes, una negra y la otra blanca. Éstas representan el Ida y Pingala.
Los antiguos hindúes tienen una leyenda concerniente a la diosa
Kundalini, en la cual se dice que ella descendió del cielo, por medio de una escalera o cuerda, a una pequeña isla que se halla flotando en el inmenso océano. Relacionando esto con la embriología, es evidente que la escalera o cuerda representa al cordón umbilical, y la pequeña isla el plexo solar. Cuando la escalera es cortada y se desconecta del cielo, la diosa huye aterrorizada a refugiarse en una caverna (el plexo sacro), en donde ella se oculta totalmente a la vista de los hombres.
Amaterasu, la diosa japonesa del Rostro Refulgente, ella debe ser sacada de su caverna, pues, mientras permanece ahí y se resiste a salir fuera, el mundo está en la oscuridad.
Kundalini, es una palabra sánscrita cuyo significado es: "una fuerza serpentina, o gas enroscado". Esta fuerza, según lo declaran los sabios orientales, puede ser dirigida hacia arriba a través del canal espinal central (Sushumna). Cuando esta esencia se encuentra con el cerebro, abre el centro de la conciencia espiritual y percepción interna, llevando con ello la iluminación espiritual. El sistema cultural por el cual eso es posible, es la enseñanza más secreta de los santos orientales, porque ellos saben que esta fuerza serpentina o enroscada no sólo lleva a la iluminación sino que, como la serpiente que es un símbolo, es, también, mortalmente venenosa.
A lo largo de la espina dorsal hay cierto número de nervios, ganglios y plexos. Todos estos tienen lugar en el simbolismo religioso. Por ejemplo, se nos dice, que los antiguos judíos llamaban al plexo sacro y al ganglio sacrocoxígeo, las ciudades de
Sodoma y Gomorra. Hay un pequeño plexo en la región de los riñones llamado plexo sagitario, al cual los antiguos llamaron la ciudad de Tarso, donde San Pablo luchó con las bestias. El ocultismo superior enseña que las flores de loto (centros nerviosos de la espina dorsal) son como polos negativos, que dan testimonio de los siete grandes centros positivos de conciencia localizados en el cerebro. Estos siete centros funcionan por medio de los otros centros que se hallan en la espina dorsal en la misma forma, aproximadamente, en que los siete espíritus ante el trono funcionan por medio de los cuerpos planetarios. El discípulo es advertido de no trabajar con los centros que se hallan en la espina dorsal, sino que debe hacerlo con los centros gobernantes (los centros del cerebro).
El caminar errante de los Hijos de Israel en el desierto, el peregrinaje de los mahometanos a la Meca, los interminables peregrinajes de los santos hindúes que se pasan la vida yendo de un templo a otro, representan el peregrinaje del fuego espiritual (kundalini) a través de los centros nerviosos que se hallan a lo largo de la espina dorsal. Siguiendo ciertas instrucciones particulares, la fuerza es llevada a estos centros, uno tras otro, hasta que, visto clarividentemente, se convierten estas áreas en una especie de flores luminosas, de las cuales dimanan rayos de luz, semejando los pétalos. Cada uno de estos lotos tienen diferentes números de pétalos de acuerdo con las ramificaciones nerviosas que dependen de él.
Se dice que el Logos, cuando llegó el momento de crear el universo material, entró en estado de profunda meditación, concentrando el poder de su pensamiento en los siete centros, semejantes a flores, de los siete mundos. Esa fuerza vital, descendiendo gradualmente del cerebro (el cual era el gran mundo superior) y penetrando en las flores de loto, una por una, dio nacimiento a los mundos inferiores. Cuando, al final, ese fuego espiritual penetró en el centro más bajo, el mundo físico fue creado, y su fuego estaba en la base de la espina dorsal. Cuando el mundo retorne a él de nuevo , y el Logos vuelva a ser supremo en conciencia, será porque retiró la vida de estos siete centros, comenzando por los inferiores, llevándolas nuevamente, al cerebro. Así es que la senda de evolución de todas las cosas vivientes es elevar este fuego, cuyo descenso hizo posible su manifestación en estos mundos inferiores y cuyo ascenso les pondrá, otra vez, en armonía con los mundos superiores.
Este mito de la fuerza vital que desciende y toma a su cargo el gobierno de los mundos, se encuentra en todos los pueblos civilizados de la tierra. Esto es el
Hiram Abiff quien construyó el Templo Masónico (los cuerpos), y que fue muerto por los tres vehículos que él había formado. Tiene su similitud con el Cristo, muerto por los pecados del mundo.
Por el hecho de que este fuego espinal es una fuerza enroscada, serpentina, en todas partes del mundo se ha usado la serpiente para representar a los salvadores del mundo. El uraeus (emblema de serpiente) usado por los sacerdotes egipcios en su frente, era un símbolo del Kundalini, la sagrada cobra que, cuando fue elevada en el desierto, salvó a todos aquéllos que la contemplaron (Moisés y la serpiente de bronce).
Así como el cerebro es el centro del mundo divino, el plexo solar es el centro del mundo humano que, representando la semiconciencia, une la inconsciencia de abajo con la conciencia de arriba. El hombre no sólo es capaz de pensar con el cerebro; cierta fase del pensamiento es producida por los centros nerviosos del plexo solar.
La mediumnidad es antinatural para el hombre, mientras que la clarividencia es el resultado natural del crecimiento y desarrollo de la naturaleza espiritual. Hay cien médiums por un clarividente, porque sólo puede llegarse a ser clarividente por el autodominio y el ejercitamiento de un tremendo poder; mientras que, el más débil, el más enfermo y más nervioso de los individuos, es el que mejor médium resulta.
Al hombre siempre le ha gustado apoyarse en las cosas externas. No le agrada enfrentar cada problema y resolverlo con el cerebro que Dios le ha dado. Por eso, busca el apoyo de los mundos invisibles, pidiéndoles ayuda para realizar la obra que debiera llevar a cabo por su propio esfuerzo.
La diferencia, por lo tanto, entre la mediumnidad y la clarividencia se halla cerca de la mitad de la columna vertebral. Es la diferencia entre lo negativo y lo positivo; es la diferencia que hay entre la oscuridad de una habitación en donde se realiza, a medianoche, una sesión espiritista y la ceremonia al mediodía en un templo.
Todos los órganos que se encuentran dentro del cuerpo humano tienen su significación religiosa.
Nosotros sabemos que el cuerpo humano ha servido de inspiración para casi todas las invenciones mecánicas. Las bisagras han sido copiadas del cuerpo humano; lo mismo las perillas y la cuenca o alvéolo que las contienen. Se nos ha dicho que la primera instalación de plomería fue reproducida de los sistemas circulatorios arterial y venoso. Centenares de máquinas e implementos han sido inspirados por los sutiles movimientos del funcionamiento de nuestros propios vehículos, porque el cuerpo humano es la más maravillosa máquina que pueda concebirse y, por eso, la mejor que pueda la mente humana estudiar.
La estrecha relación que existe entre el sistema generativo inferior y el cerebro en la parte superior (porque el cerebro es un sistema generativo positivo) se debe, desde luego, a la médula espinal que los conecta. En un momento determinado, cierto número de pequeñas puertas, que ahora separan el cerebro del sistema generativo, se abren, y el Sushumna se convierte en un abierto túnel y, así, cada impulso es llevado inmediatamente a ambos extremos del cuerpo. Es por esta razón que el candidato hace voto de castidad, ya que la estrecha conexión existente en los discípulos avanzados entre el cerebro y el sistema reproductivo, exige una absoluta conservación de todas las energías vitales. Se nos dice que la posición vertical asumida por el cuerpo humano, que fuerza el contenido de la región intestinal a viajar, parte del tiempo, cuesta arriba, es la razón de la existencia del apéndice, que se ha perdido en las criaturas de porte horizontal. Cada órgano no sólo tiene su propósito visible sino, también, un invisible propósito espiritual, y puede ser envidiado el individuo que trata de llevar su vida preservando intactos, en todo lo que le sea posible, sus miembros y partes anatómicas originales.
En cuanto a la deuda de la ciencia para con el cuerpo humano, debemos agregar que el sistema decimal es el resultado del contar con los dedos del hombre primitivo, por lo cual el
número diez se convirtió en la unidad de enumeración. El antiguo codo fue, también, la distancia entre el codo y el extremo del segundo dedo, o aproximadamente, dieciocho pulgadas. Así sucede si retrocedemos en el estudio de las cosas, encontrando que, casi todo con lo que el hombre se ha rodeado, es una adaptación del cuerpo con el cual Dios ha envuelto su espíritu.
El hombre va conquistando, gradualmente, el control no sólo de los órganos de su cuerpo sino, también, de sus funciones. La ciencia establece que ciertos órganos funcionan mecánica o automáticamente, pero el ocultismo considera que no hay nada mecánico en lo que se refiere a las funciones del cuerpo humano. Tomemos el ejemplo de un obrero tirando un trozo de hierro entre las ruedas y palancas de una maquina en perfectas condiciones de marcha. Se oirá un chirrido y la maquina se detendrá. Por otro lado, si se tira, figuradamente, una llave inglesa dentro del cuerpo humano, éste, inmediatamente, comenzará el proceso de eliminarla. Rodeará al elemento extraño con una envoltura y tratará de absorberlo. Si esto es imposible, tratará de arrojarlo hacia afuera por algún canal adecuado para ese propósito. Si estos medios fracasan, se acostumbrará, en muchos casos, a la presencia del obstáculo y procurará seguir sus funciones de algún modo. Esto demuestra, sin duda alguna, que las partes orgánicas del hombre poseen cierta forma inherente de inteligencia; por lo tanto, ellas no son máquinas, porque ninguna invención mecánica es capaz de tener inteligencia.
Como resultado de la siempre evolucionante conciencia del hombre, éste está adquiriendo un control más completo de las funciones de sus diversos órganos. Hay dos clases de músculos - voluntarios e involuntarios - siendo la diferencia que los músculos voluntarios, que son controlados por la mente consciente del individuo, tienen sus fibras que corren en dos modos y cruzándose entre si, mientras que los involuntarios no tienen fibras que los crucen. El corazón ha sido considerado un músculo involuntario, pero está comenzando, ahora, a mostrar fibras cruzadas, prefigurando así los días en que el hombre consciente e inteligentemente regulará los latidos de su propio corazón. Lo mismo reza, con respecto a todos los otros órganos que sobreviven a los periódicos cambios que van teniendo lugar en la constitución del hombre. Los santos orientales pueden, con todo éxito, vivir sin que su corazón lata; pueden pararlo y hacerlo latir a su voluntad. Echando la lengua hacia atrás y tapando así el pasaje del aire a los pulmones, pueden permanecer por meses inmóviles. Muchos chelas orientales, hacen esto mientras reciben iniciaciones espirituales fuera del cuerpo físico.
El ocultismo enseña que hay todo un universo dentro del cuerpo humano; que él tiene sus mundos; sus planos, dioses y diosas. Millones de diminutas células son sus habitantes. Éstas están agrupadas en reinos, naciones y razas. Hay las células óseas y las células nerviosas, y millones de estas pequeñísimas criaturas, al agruparse, se transforman en una cosa compuesta de muchas partes. El Gobernador Supremo y Dios de este gran mundo es la conciencia del hombre que dice: "yo soy". Esta conciencia toma su universo y lo lleva hasta otra ciudad. Cada vez que va y viene por las calles, ella toma sus centenares de millones de sistemas solares y los lleva consigo, pero, siendo tan infinitesimales, el hombre no puede comprender que ellos son realmente mundos.
Igualmente, nosotros somos células individuales en el cuerpo de una creación infinita que se mueve a si misma a través de la infinitud, a una velocidad desconocida. Los soles, las lunas y estrellas, son, meramente, huesos del gran esqueleto compuesto de todas las sustancias del universo. Nuestras propias minúsculas vidas son, simplemente, partes de esa infinita vida que circula y palpita a través de las arterias y venas del espacio. Pero todo eso es tan vasto que esta más allá de la comprensión de este pequeño "yo soy" en nosotros. Por lo tanto, podemos decir que ambos extremos son, igualmente, incomprensibles. Vivimos en un mundo medio, con infinita grandeza por un lado e infinita pequeñez por el otro. A medida que nuestro desarrollo se va ampliando, también lo hace nuestro mundo, dando como resultado el que vayamos comprendiendo cada vez más todas estas maravillas.
EL INFIERNO, se encuentra "abajo", en oscuridad y en llamas, tormentos y sufrimientos, esta el mundo de Hel. En el infierno están las fuerzas del mal, las lágrimas, los profundos dolores, los poderes destructivos, los cuales están siempre produciendo aflicción a la Tierra y luchando, incansablemente, para derribar el trono de los dioses en el cielo.
En la base de la espina dorsal esta ubicado el trono del Señor de la Forma, comúnmente llamado Jehová y Shiva. El linga es su símbolo. Cabalga el gran toro de lo terrenal. Su hija es la muerte y la destrucción, no siendo, sin embargo, una forma del mal. Construye los cuerpos que nos dan poder para funcionar en los mundos inferiores. Él los cristaliza por medio de líneas de fuerza. La geometría es el esqueleto, y todos los cuerpos que él construye son problemas geométricos, ángulos geométricos cristalizados en rocas y piedras. Gradualmente, la cristalización que trae cuerpos al mundo se vuelve demasiado densa y no es capaz de responder a las impresiones sutiles de la conciencia espiritual. Lentamente se convierte en piedra, y la muerte es el resultado de la misma causa que trajo el cuerpo al mundo. Las primeras razas de la tierra adoraban a los atributos procreativos de la vida. Ellos sentían que la más elevada expresión de vida era el poder de dar una nueva vida al mundo. Por lo tanto, el principio dador de vida fue personificado en una deidad dadora de vida a todas las cosas, o más bien, que traía a la manifestación la vida latente que no podía crecer o desarrollarse en el mundo físico sin el vehículo de la sustancia densa.
Para el ocultista, el nacimiento es muerte y la muerte es un despertar. Los místicos de la antigüedad enseñaban que el haber nacido en el mundo físico era entrar a una tumba, porque ningún otro plano de la Naturaleza es tan desacorde, tan limitado como el mundo terrenal. El tiempo y la distancia eran las rejas de la prisión que encadenaban al alma a vivir en un estrecho lugar. El calor y el frío atormentaban al alma, la edad la privaba de sus facultades, y la vida del hombre no era más que una preparación para la muerte. El cuerpo físico se convertía en el sepulcro, la tumba, el cementerio en el cual el espíritu yacía esperando el día de la liberación cuando, como una chispa virginal, se levantaría otra vez dejando la rota urna de barro. Por lo tanto, en todas las religiones tenemos al mundo inferior como un negro abismo, en el cual Yama, de tres cabezas, arroja las almas condenadas para que sufran en el infierno de su propia creación, porque es cierto que cada raza elabora de su propia naturaleza, los demonios que la atormentan. Aquí Tifón, el dios egipcio de la destrucción, con cuerpo de cerdo y cabeza de cocodrilo, espera con las fauces abiertas para devorar a aquellos que no han sabido aprovechar las oportunidades de la vida en forma adecuada. La mayoría de los pueblos simbolizan al demonio dotándolo de un cuerpo parte animal, parte hombre. Mora en la naturaleza animal del hombre, y aquéllos que son dominados por sus apetitos, gustos y disgustos, sus odios y temores, no necesitan otra condenación; han construido su propio infierno y están sufriendo sus tormentos.
El sistema generativo, esta, gradualmente, siendo absorbido en el cerebro, y el hombre del gran período venidero del mundo generará su especie, o al menos formará vehículos para él por medio de la laringe, que es el órgano de la palabra hablada. Se nos ha dicho que un pequeño cuerpo etérico, que será más tarde el órgano positivo de la reproducción, se está construyendo, en forma gradual, cerca de la laringe. Aquéllos que sean incapaces de levantar el fuego de la médula espinal, a través del canal Sushumna, serán arrojados a un reino lateral, semejante al de los simios actuales.
Se supone que el cuerpo físico está bajo el control de la Luna, la cual, como vosotros sabéis, gobierna todos los líquidos de la Tierra. La Luna fue la última encarnación del espíritu de la Tierra, y la raza humana pasaba por el estado de conciencia animal en el cuerpo etérico del Señor de la Luna. Los espíritus lunares son llamados "antepasados" y son conocidos por los cristianos como ángeles. Estos seres tienen el control de los poderes generativos del hombre y el animal. La entidad que se encarna elige, frecuentemente, muchos años antes, el vehículo con que aparecerá en el mundo. Se dice que el germen etérico es colocado en el cuerpo de los padres unos veinte años antes de que el niño venga al mundo. Esto es el resultado de su búsqueda del ambiente adecuado a sus necesidades materiales y espirituales.
Ciertas escuelas de ocultismo han enseñado que la conciencia espiritual del hombre no estaba fija en ningún punto del cuerpo, sino que estaba en cualquiera de las partes donde el hombre mora con sus pensamientos. Nosotros sabemos que hay tres mundos donde el hombre puede morar.
- El primero es el mundo mental, en donde puede vivir rodeado de sus pensamientos, sus sueños y sus aspiraciones.
- El segundo, es el mundo humano, donde él puede ser uno de esa gran clase media que piensa poco, come poco, duerme poco y sufre incesantemente.
- El tercero, es un mundo animal, donde puede morar en el medio de sus pasiones, lujuria, y odios, que queman su alma y consumen su cuerpo.
La historia de las razas primitivas muestran que ellas se levantaron a través de esos estados hasta que, al final, unos pocos se convirtieron en verdaderas criaturas pensantes.
La sangre de cada hombre es individual. Cristalizada, forma dibujos geométricos que difieren en cada persona, por eso, por medio del análisis de la sangre podría desarrollarse un sistema mucho más seguro, para la investigación del crimen, que los sistemas de Bertillón y de la impresión digital. La historia del alma humana está escrita en su sangre. La posición que él ocupa en la evolución, sus esperanzas y sus temores, están impresas en las formas etéricas que fluyen a través de su corriente sanguínea. Hasta que la sangre roja no entra en el cuerpo, el espíritu del hombre no puede entrar en él; sólo ronda alrededor del cuerpo al que esta unido por un hilo de naturaleza eléctrica. Estudiando clarividentemente grillos, langostas y otras pequeñas criaturas, es posible observar impulsos que vienen de esos pequeños globos que rondan sobre sus cuerpos, que demuestran sus movimientos y sentidos primitivos. Por lo tanto, se dice que la real línea entre el vegetal y el animal viene con la llegada de la sangre roja; consecuentemente, ciertos peces pequeños, moluscos, etc., son técnicamente vegetales, aunque no reconocidos como tales por la ciencia. El hígado es la llave de la sangre roja. El color rojo de la vestimenta de
Lucifer, se deriva del color de la sangre, y la palabra Lucifer significa: "portador de luz" (o calor) y es un nombre de la sangre. Por esa razón es el espíritu de la tentación. En los Misterios cristianos, la herida del hígado de Cristo por la lanza del centurión, es un hecho especialmente místico, en tanto que Prometeo, el amigo del hombre, encadenado en el pico del Monte Cáucaso, con el buitre que devoraba su hígado, es el mismo mito expresado en el simbolismo de los antiguos griegos.
Es interesante, también, notar la relación que hay entre las palabras "live" (vida) y "liver" (hígado), porque tener un hígado (liver) es vivir (to live). Siguiendo este detalle, podemos notar que la palabra live deletreada al revés se convierte en evil (mal) y la palabra lived (vivido) se convierte en devil (diablo). Esta peculiar relación no sólo se encuentra en inglés, sino también, con ligeras variantes, en otros varios idiomas. Cuando nos ocupamos de esto, sin embargo, quedamos envueltos en el estudio Cabalístico, el cual es el análisis del significado simbólico de las palabras.
Rojo es el
color de la sangre y la clave del hígado, y su efecto sobre los animales es muy notable. Irrita, excita y en algunos casos realmente causa la locura de los animales. Por eso se usa, frecuentemente, en la capa de los toreros. El torero mueve su capa frente al toro y consigue, comúnmente, irritarlo. El uso de luces rojas no es una cosa poco común en la magia negra. Los magos malos las usan para materializar espectros, en tanto que la ciencia médica ya ha descubierto que son un fuerte irritante si se aplica al cuerpo humano.
Durante la ira y el odio, el aura astral del hombre se ve veteada con rojas llamas que tienen gran parecido con los rayos. A menudo la base de la espina dorsal brilla con una luz roja oscura, símbolo de odio, pasión o ira. Esta luz roja, brillando eternamente, en la base de la columna vertebral, ha dado origen al relato que se hace del fuego del infierno y de la condenación, pero los predicadores han olvidado de recordar a los seglares, que ellos llevan consigo mismo su propio infierno a donde quiera que vayan.
Se dice que el poder rojo es derivado de la luz blanca de Sol, por medio del cuerpo de Samael, el espíritu de Marte. Ésta es la causa del resplandor rojo en el cielo. Marte es el dios de la guerra, la disputa, el odio y la disensión. Fue la deidad regente del imperio romano, cuyos soldados llevaban rojo en sus uniformes como símbolo de su mando. Siguiendo a Marte como guía conquistaron al mundo, y luego, cayeron bajo las mismas espadas con que ellos habían asesinado a los otros.
Así como el rojo es el
color del cuerpo, el amarillo es considerado el color del alma. Por esta razón los Buddhas y los salvadores del mundo son representados con un halo o aureola dorada que los rodea. Esta luz es el hábito amarillo; también, es la luz que atestigua la oscuridad, sobre la cual escribió San Juan. Esta luz, fluyendo del tercer ventrículo, representa el Shekinah de los judíos, que está sobre el propiciatorio, como un pacto entre Dios y el hombre. El amarillo es vitalizador, un dador de vida. Por ello el Sol con sus rayos dorados y su personificación - el Cristo - son, ambos, dadores de vida. La falta de vitalidad puede ser tratada con éxito exponiendo el bazo al Sol.
El azul el más elevado de los tres
colores primarios, es el color dado al Padre. Es un color sedante, que tranquiliza, y de especial valor para el tratamiento de la demencia y la obsesión. Es difícil para los magos negros actuar con éxito en una luz azul. Su afinidad con la mente es muy evidente, y se reúne como un mar eléctrico en la glándula pineal y como un extracto de todas las cualidades espirituales de la naturaleza humana. El núcleo azul de toda llama se dice que es el símbolo del Padre invisible, oculto en el luminoso Sol. En las palabras del Cristo: "Aquél que me ha visto a Mi, ha visto al Padre. Yo soy en el Padre y el Padre es en Mi."
Es muy interesante el uso de los
colores en los símbolos. El dragón verde, al cual los héroes de la mitología generalmente matan, representa la Tierra. La armadura blanca es un cuerpo físico purificado. El mago negro es oscuridad e incertidumbre. Todos los
colores tienen un valor simbólico, y grandes lecciones pueden aprenderse del estudio de la aplicación de estos valores en el ocultismo.
Tratando el tema de la fisiología y anatomía oculta, debemos detenernos por un momento para dar crédito a los alquimistas y rosacruces, quienes, durante la Edad Media, encubrían el estudio de la anatomía oculta presentando los órganos del cuerpo humano en la forma de retorta y otros recipientes utilizados para su alquimia. Uno de sus grandes exponentes, dijo en resumen: "Nuestra química no es como la que se conoce y donde se emplean los productos químicos, sino que la hacemos con ciertos recipientes secretos" (órganos internos) “y sustancias químicas espirituales, que son invisibles para el individuo ordinario. Nosotros no creemos en la tortura de los elementos químicos", (combinándolos para formar gases, vapores o masas hirvientes) "porque los productos químicos, lo mismo que el hombre, pueden sufrir cuando se los combina en forma inadecuada".
El horno de los alquimistas era el cuerpo humano. El fuego que ardía en él, estaba en la base de la espina dorsal. La chimenea era la médula espinal, por la cual pasaban hacia arriba los vapores para reunirse luego y ser destilados en el cerebro. Este fue un sistema secreto llevado a Europa del lejano Oriente, en donde ha sido considerado, por siglos, la más elevada forma de religión. Podemos llamar a estas verdades ocultas los principios de la espiritualidad operativa para distinguirlas de la moderna religión, la cual está formada enteramente de teorías especulativas. La gente no sueña que la religión es fisiológica, ni creería que su salvación depende enteramente del uso científico de los elementos y fuerzas internas de sus propios cuerpos; pero a despecho de todo esto, puede ser dicho lo contrario; tal es el caso. Durante los próximos años mucho se hará para iluminar al hombre en lo que concierne al trabajo secreto de sus propias partes y miembros.
Es muy interesante notar la similitud que existe entre las encarnaciones o apariciones en el mundo del gran avatara Vishnú y los cambios que tienen lugar en el embrión humano antes del nacimiento.
EMBRIOLOGÍA OCULTA
El Gran Señor Vishnú ya ha venido nueve veces a la Tierra para salvar al hombre. Falta su décimo nacimiento. Sus nueve apariciones tienen un estrecho paralelo con los nueve principales cambios que ocurren en el embrión humano, previamente al nacimiento. Vishnú nació, primero, de la boca de un pez. Luego, nació del cuerpo de una tortuga. Más tarde, tuvo su aparición como jabalí, luego león, después como mono. Y luego de tener otros nuevos cambios, apareció como hombre. Yo noté, hace algún tiempo, que un hombre de ciencia había confeccionado una tabla mostrando la relación del cerebro humano con varios animales durante el período prenatal. Seguía exactamente la lista de las encarnaciones de Vishnú, aunque era totalmente inconsciente de que estaba uniendo el ocultismo oriental con la embriología Occidental.
Casi todos los mitos de la cosmogonía están basados en la embriología. La formación del cosmos, se dice, ha tenido lugar en la misma forma en que el hombre ha sido formado, sólo que en una mayor escala. Por ejemplo, en los Puranas de Vishnú se nos dice que la creación tuvo lugar dentro del vientre de Meru. El espacio estaba rodeado de grandes montañas y escarpadas rocas (el corión, o membrana externa que envuelve el feto). El universo fue creado del agua y flota en un gran mar (el fluido amniótico). Descendiendo una escala (cordón umbilical) vinieron los dioses. Cuatro ríos fluían dentro de la nueva tierra, como se dice en el Génesis. Estos son los vasos sanguíneos del cordón umbilical. Así sigue el relato, existiendo una correlación maravillosa. Algún día, quizás, una nueva ciencia podrá ser basada sobre la ley de analogía. Eso aportará una contribución mucho mayor a las conclusiones científicas que todas las especulaciones científicas de la época.
Es razonablemente cierto que el relato de Adán y Eva, y el Paraíso, está basado en la embriología, y que el vientre es el original Paraíso. Simbólicamente se le representa por la O; el punto en el círculo es el germen primitivo, y así sucesivamente, uno puede seguir la analogía hasta donde se quiera. El huevo de Brahma, es el relato del embrión cósmico, y la embriología es el estudio básico de la creación.
En la embriología tenemos, también, una recapitulación muy interesante del pasaje de la raza humana a través de varias especies de la Naturaleza. Encontramos, en cierto período, las criaturas hiperbóreas. En otra época, vemos al primitivo hombre lemur, más tarde, al atlante; y, finalmente, al ario. Recomendamos a todos los estudiantes de ocultismo, el hacer un estudio muy cuidadoso de este tema. La ciencia sabe que toda la vida de este planeta vino del agua. El embrión humano está rodeado de agua durante todo el período primario de su crecimiento, y en esto, encontramos una ilustración de la evolución de todas las cosas. El sexo no apareció en la Tierra hasta la tercera raza. Y no aparece en el embrión hasta el tercer mes.
La recapitulación del embrión humano a través de los reinos inferiores de la Naturaleza, es una de las pruebas más poderosas de la evolución, ya que determina, en forma concluyente, que el hombre no pudo haber sido hecho originalmente en su condición adulta. En consecuencia, ha pasado a través de una embriología cósmica; en efecto, él esta todavía en embrión y no nacerá realmente en la raza humana hasta no ser verdaderamente humano, lo cual no será por muchos miles de años. Está actualmente en la etapa de convertirse en hombre.
Los nueve meses del período prenatal, por siglos, han sido empleados simbólicamente. Nueve es el
número del hombre, porque durante nueve meses está el cuerpo en proceso de preparación. El
número perfecto se supone que es el doce, por eso, en la época presente, el hombre nace tres meses antes de ser terminado. El gradual desarrollo de la raza humana traerá como resultado el ser más terminado durante el período prenatal, hasta que, finalmente, el nacimiento sea lo último, y toda experiencia y crecimiento tendrá lugar en el período embrionario.
El hombre no nace totalmente de una vez. Podemos decir que nace por grados. La conciencia trabaja fuera del cuerpo, utilizando las sustancias plásticas hasta el momento de vivificarlo, cuando toma a su cargo el vehículo desde lo interno y comienza a modelar cierta cantidad de individualidad de los materiales que la rodean. En el momento del nacimiento, el cuerpo físico nace, y un proceso de cristalización comienza, que no se detiene nunca, ni por un solo instante, hasta el momento de la muerte. El hombre empieza a morir en el momento de su nacimiento, y el alcance de la vida está determinado por el tiempo que ese proceso requiere.
Al séptimo año, el cuerpo vital entra en acción, y los períodos más grandes de crecimiento tienen comienzo. Es entonces que los padres empiezan a tener dificultades. Es la época en que dejan sus ropas tiradas o afuera. Los niños crecen como la hierba, porque están, literalmente, recapitulando sus existencias de plantas, mientras que hasta ese entonces ellos recapitulan su estado mineral. Cerca del séptimo año el niño comienza a producir esencias vitales dentro de su propio cuerpo. Hasta esa época vive de las fuerzas secretadas, en las glándulas internas de la garganta, antes del nacimiento. En otras palabras, se mantiene a si mismo con la vida que ha almacenado de los padres. Alrededor de los siete años de edad, comienza a trabajar para si mismo, está en actividad minuto tras minuto, y si el joven pudiera embotellar su energía y conservarla para la vejez, en qué maravilloso mundo viviríamos.
Entre los doce y los catorce años, en las regiones moderadas, el hígado principia su actividad; el cuerpo emocional ha nacido. Es durante estos días de la adolescencia que el joven enfrenta sus más grandes problemas. La emoción corre desenfrenadamente. La conciencia esta recapitulando sus existencias animales. Manifestando la euforia juvenil es a menudo, la etapa de los grandes errores. Mayor número de vidas son oscurecidas, o inutilizadas, entre los catorce y los veintiún años; esto ocurre más que en ningún otro período de la vida. Se nota, especialmente, entre las razas primitivas que han sido puestas en contacto con nuestro sistema educacional, que hay un cambio alrededor de los catorce años. Hasta esa época, estos niños han estado a la cabeza de sus clases y tenido una posición brillante, pero, cuando se apodera de ellos la naturaleza animal son un fracaso en cuanto a la educación se refiere. Cualquier maestro de escuela que haya educado a niños extranjeros dará testimonio de esta condición entre ciertas nacionalidades. El retardado es un ejemplo de la pérdida de las funciones mentales con el nacimiento del cuerpo astral, y hay muchos de estos ejemplos. Durante estos días de turbulencia emocional, los padres deben manejar a sus hijos con firmeza y bondad, si no aquéllos mismos niños se volverán algún día contra sus padres y les culparán por haber arruinado sus vidas.
Entre los dieciocho y los veintiún años, de acuerdo con las condiciones climáticas, el cuerpo mental toma el gobierno, y nosotros decimos que el individuo ha llegado a su mayoría de edad. Entonces, se le permite votar; el padre le regala un reloj de oro y lo envía al mundo en busca de fortuna. Quizás una persona entre un millón comprenda, realmente, porque se ha establecido los veintiún años como la época de la mayoría de edad, pero, todo ocultista conoce la razón. La conciencia espiritual, el verdadero “yo soy", no toma posesión de sus nuevos cuerpos hasta los veintiún años. Hasta ese momento está gobernado enteramente por los centros sensorios inferiores. Por lo tanto, la vida progresa en ciclos de siete años.
Como un ejemplo de esto, nosotros vemos que, los veintiocho años señalan el período del segundo nacimiento físico; los treinta y cinco, el segundo nacimiento vital, o, como es llamado, segundo desarrollo; los cuarenta y dos, el período del segundo nacimiento emocional. Durante estos años, gente perfectamente normal hasta entonces, muy a menudo, deviene sentimental. Los cuarenta y nueve, marcan la aurora de un nuevo período de actividad mental, y los siguientes siete años son la edad de oro del pensamiento. Son los períodos de la razón filosófica, los años más completos y que coronan la vida con su plenitud. Y así van, los ciclos tras los ciclos. Si el individuo durara bastante tiempo, pasaría por su segunda, tercera y cuarta niñez.
Muy pocas personas comprenden y saben realmente que ellos están compuestos de elementos minerales, vegetales y animales. Los huesos son, literalmente, minerales; el cabello es una planta nutrida por olas de éter vital que le llegan a través de la piel, y en todo individuo hay, en su interior, miles de cosas que se arrastran, reptan y trepan, que hacen de nosotros un zoológico de nuestra exclusiva pertenencia. Los antiguos escandinavos, conociendo esto perfectamente, escribieron muchas leyendas relativas a estas pequeñas criaturas que viven en el hombre. Una famosa estatua del Padre Nilo, está cubierta con pequeñas figuras humanas, las cuales representan los atributos y funciones, del hombre. El hombre es un gran campo de estudio, pero nosotros hacemos muy poco uso de nuestro libro de texto. Las Escrituras de todas partes están llenas de referencias anatómicas de ciudades y lugares que no tienen ninguna existencia fuera del hombre mismo. Las doce puertas de la Ciudad Santa son las doce aberturas del cuerpo humano. Lo mismo que los doce Maestros de la Sabiduría y las doce grandes escuelas de filosofía. Estas aberturas están divididas en dos divisiones de siete y cinco. Hay siete entradas visibles y cinco ocultas en el cuerpo humano.
Uno de los filósofos griegos dijo a sus discípulos que debían recordar distintamente que había seis aberturas que se dirigían al cerebro y solamente una dirigiéndose fuera de la cabeza humana, y que ésta era regida por el estómago. Por lo tanto, ellos debían escuchar dos veces (una vez por oído), ver dos veces (una vez con cada ojo), sentir dos veces (una vez por cada lado de la nariz), pero hablar sólo una vez, y que lo que dijeran debía venir del cerebro y no del estómago. La advertencia todavía suena bien.
Los hebreos usaban la cabeza humana como un símbolo favorito para expresar los divinos atributos, llamándola la Gran Faz. Los dos ojos eran correlacionados al Padre, porque ellos eran los órganos de la conciencia; las dos ventanas de la nariz con el Hijo, porque eran los órganos para sentir y también vehículos del prana, la fuerza vital que se halla en el éter. La boca fue usada para simbolizar al Espíritu Santo, que emitía la palabra hablada y formaba el mundo. Las siete palabras a las cuales la boca dio origen eran los siete espíritus ante el trono; también son los vasos y las trompetas de la Revelación. Ellas salían afuera como el ejército de la voz para crear en los siete mundos, y toda la Naturaleza dimanó de su poder creador. Pocos realizan el magnífico simbolismo que oculta la cabeza humana, y cómo ha sido usada en los relatos de las Escrituras.